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En fecha 10 de noviembre de 2020, fue emitido el siguientes decreto presidencial:
De la mano de un importante cambio que se gestó este año en relación con los grandes contribuyentes, el Ministerio de Hacienda hace público ahora el “Plan de Mejora de Cumplimiento del 2022”.
• Impuestos, conductas y nivel de contribución definirán el control que experimentará cada contribuyente.
• Grandes Contribuyentes, actividades financieras y de seguros, Comercio al por mayor y al por menor, transporte y almacenamiento e Industrias Manufactureras como los centros de atención.
• Se define igualmente un interés en profesionales liberales y espectáculos públicos.
• Publicado en la página del Ministerio de Hacienda el 16 de diciembre.
“Estos cambios nos llevan a pensar que el modelo de control sigue ahora las tendencias internacionales en gestión y fiscalización de los agentes económicos: se definen las fuentes más importantes de ingreso (ligadas y definidas por los principales tributos existentes) los principales focos de elusión de tales impuestos y los principales actores en la contribución.” Manifestó Francisco Villalobos, socio de ICS y exdirector de Tributación.
En tal triada, se definen entonces ciertos parámetros o “atributos”. Así, el documento señala que:
“es un plan estructurado que utiliza sobre todo el análisis cuantitativo, el conocimiento experto y otros factores exógenos a la AT, para identificar los riesgos de incumplimiento tributario, llevar a cabo su valoración, y definir las estrategias a implementar y la prioridad de sus acciones en términos de los impuestos, tamaño del contribuyente, sectores de actividad económica, entre otros.”
El Ministerio de Hacienda reconoce que los nuevos impuestos (Ley 9635 que introduce el IVA y las ganancias y rentas de Capital) plantean la necesidad de “ajustar” los modelos de gestión sin abandonar, el objetivo principal de una Administración Tributaria: facilitar el cumplimiento voluntario sin abandonar la gestión del riesgo:
“Ante esta reforma tributaria de gran calado, la AT requiere ajustar gradualmente sus recursos humanos, materiales y financieros con el objeto de implementar los cambios tributarios contenidos en la nueva legislación. La gestión de riesgos de cumplimiento tributario facilita a la AT determinar acciones para ofrecer un mejor servicio y generar un mayor cumplimiento en los contribuyentes, con base en los riesgos identificados y valorados”. Señala el documento.
No son 7, son 13 pecados capitales:
El plan, publicita lo que la DGT denomina “riesgos identificados” como una serie de conductas que suponen interés para la Tributación:
1. No inscribirse al iniciar actividad económica.
2. Registro ante la Dirección General de Tributación en el régimen que no corresponde.
3. No presentar las declaraciones informativas dentro del plazo de ley.
4. No presentar las declaraciones de autoliquidación dentro del plazo de ley.
5. Aplicación de costos y gastos no deducibles en el impuesto sobre las utilidades.
6. Omitir ventas gravadas en la declaración del impuesto general sobre las ventas o impuesto al valor agregado.
7. Omisión de ingresos en la declaración del Impuesto sobre las utilidades.
8. Aplicación de créditos improcedentes en el impuesto general sobre las ventas o impuesto al valor agregado.
9. No pagar el impuesto autoliquidado dentro de los plazos legales establecidos.
10. No pagar el impuesto determinado por la Administración Tributaria dentro de los plazos legales establecidos.
11. Compensar las obligaciones de pago con créditos a su favor fraudulentos.
12. Incumplir el arreglo de pago de los deudores de rango 2 (no requieren garantía).
13. No reportar las retenciones efectuadas.
Estos 13 factores de riesgo, aplicados a los contribuyentes que tengan mayor peso en la recaudación claramente determinan que la DGT enfocará sus recursos en lo que ellos mismos denominan los contribuyentes con mayor participación en la recaudación:
“Por tamaño, los Grandes Contribuyentes representan más del 50% de los ingresos tributarios. Por sector de actividades económicas “Actividades financieras y de seguros”, “Comercio al por mayor y al por menor”, “Transporte y almacenamiento” y “Industrias Manufactureras” son las que mayor participación tienen en la recaudación.”
El documento explica ampliamente y plantea además formulas matemáticas para determinar objetivamente los contribuyentes que serían controlados con mayor rigurosidad: “para cada atributo de los riesgos identificados se establece la probabilidad de que se materialice el incumplimiento respectivo, así como el impacto material asociado, haciendo uso de las bases de datos internas y externas en poder de la AT.” Para entonces definir que a cada contribuyente en particular, “se le asignará una probabilidad de ocurrencia del incumplimiento y una consecuencia medida en función del importe de impuesto que dejaría de pagar en el caso de que dicho incumplimiento se materialice” , o sea, entre más grande sea el aporte de un contribuyente más dañino para la recaudación es que incumpla y su nivel de incumplimiento de los atributos definirá qué tanto se fiscalizará a ese contribuyente”
“Es como si se preparara una receta para cada contribuyente. Cuando los datos permiten saber tanto el comportamiento de las empresas como qué tan importantes son, la DGT al generar un grupo de estudio que representa más del 60% de la recaudación en menos de 2.000 empresas, para luego darse el lujo de diseñar recetas de diagnóstico y control personalizadas” manifestó Francisco Villalobos.
El Plan publicado establece que los riesgos para el fisco se valoran mediante la medición de una probabilidad de incumplimiento de las obligaciones que derive en un menor pago de impuestos: “El producto entre ambos (la severidad del riesgo) puede interpretarse como el valor esperado de la consecuencia, y constituye una expresión resumida para dimensionar el nivel de riesgo.” Concluye el documento.
Mayor control para ciertas industrias y para los Grandes Contribuyentes.
El documento concluye que ciertas actividades serán ponderadas de forma distinta (o sea, que serán objeto de control individualizado): industrias manufactureras, información y comunicación, pues experimentaron desempeños económicos favorables durante 2020, y “el segmento de Grandes Contribuyentes también ha sido priorizado, no solo por su relevancia fiscal y con base en las mejores prácticas internacionales, sino también por su mayor vinculación con actividades económicas a nivel internacional y por ende con riesgos asociados a la fiscalidad internacional.”
¿Y el resto del mundo?
Como el documento hace una amplia explicación de los factores de riesgo y del impacto de los jugadores más grandes de la economía, no es de extrañar que no se refiera al universo de contribuyentes que no son grandes, haciendo tangencialmente y en un anexo, las siguientes consideraciones:
• Auditorías fiscales dirigidas a obligados tributarios no clasificados como Grandes Contribuyentes, en sectores económicos prioritarios y en el Impuesto sobre la Renta, retenciones en la fuente y el Impuesto al Valor Agregado.
• Auditorías a profesionales liberales en las que se detecten riesgos tributarios relacionados con la realización u obtención de ingresos pagados en efectivo.
• Auditorías dirigidas al sector de espectáculos públicos.
• Obligados tributarios que poseen deudas: publicación de morosos en la página web de consulta pública y remisión de información de los morosos a calificadores de riesgo e entidades interesadas.
Comentarios finales.
El Ministerio de Hacienda, parece seguir la tendencia internacional que supone que no se puede revisar a todos los contribuyentes: busca aumentar el número de contribuyentes atacando la informalidad y obligando a inscribirse a quienes estén realizando actividades empresariales sin contribuir, establecer las conductas (13) que pueden generar mayor daño a la recaudación por tipo de impuesto y por tipo de contribuyente (grandes o de actividades “ganadoras” en el 2020) para entonces hacer trajes a la medida de control preventivo, y finalmente auditar a contribuyentes de las empresas de los sectores mayor crecimiento que no sean Grandes Contribuyentes, profesionales liberales y espectáculos públicos.
Todo esto, con base en la información cada vez más rica y abundante con que cuentan las autoridades respecto de las transacciones de los agentes económicos.
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