En la actualidad, las empresas se están enfrentando a un nuevo cambio en sus modelos de gestión del talento humano, tras un complejo contexto, en donde muchas se vieron obligadas a implementar la modalidad de teletrabajo como una opción permanente, sin estar totalmente preparadas en el ámbito estratégico y tecnológico, ni en las habilidades requeridas, para liderar a los equipos de trabajo a distancia.
Ahora, nos encontramos frente a otro gran reto conexo: implementar y fortalecer el liderazgo en la nueva modalidad virtual, aplicándolo como una estrategia de negocio y de retención de nuestro talento. Para ello, debemos enfocarnos en sacar el máximo provecho a los espacios en los que el líder va a interactuar presencialmente con su equipo.
Estos espacios deben convertirse en oportunidades para lograr conectar con las personas, fortalecer e incentivar el trabajo en equipo, así como la colaboración, para propiciar un ambiente de convivencia relajado y de confianza, el cual, más que interpretarse como un espacio de trabajo tradicional, se convierta en un espacio tanto de conexión como de identificación con las metas y objetivos propuestos como departamento, a corto y largo plazo.
Una vez que el equipo se haya fortalecido y adquirido una comunicación asertiva entre sus miembros, el compromiso, identificación y pertenencia a la organización se verán impactados directamente de forma positiva y los niveles de productividad serán los esperados.
Por último, debemos cuidar la planeación de estos espacios para no caer en la desorganización, carencia de objetivos o de agenda, o que los colaboradores asistan para atender reuniones virtuales que podrían realizar en la modalidad del teletrabajo, ya que esto puede generar desmotivación en el equipo de trabajo, al no ver un beneficio o propósito en la implementación de este nuevo esquema.
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