A raíz de una invitación a participar en un grupo de WhatsApp, fomentado por líderes, administradores y vecinos de varias comunidades y condominios, cuyo objeto es fomentar el trueque, cambio o permuta entre vecinos y conocidos, recordé esta figura, en la cual no pensaba desde hace bastante tiempo.
El intercambio de cosas, como sistema para obtener bienes y servicios, existe desde épocas neolíticas y fomentó mercados, impulsando pueblos y actividades. Fue muy común en épocas en donde la moneda era difícil de obtener o la inflación o situación económica no era la mejor. Aunque cayó en desuso por una serie de razones, actualmente, por una combinación de factores, el “swap” o trueque ha reganado fuerza, con la tecnología, sitios y aplicaciones como sus aliados.
No ha existido una época en la historia del ser humano en donde tuviésemos tanto acceso, posibilidades y facilidades para comprar y tener bienes; sin embargo, la inflación, el costo de vida, temas de sostenibilidad y un cuestionamiento a nuestro ritmo de consumo pueden darnos las pistas para que las nuevas generaciones, más tecnológicas, estén retomando este sistema para obtener bienes y servicios ahora en redes sociales, sitios y aplicaciones dirigidas al intercambio, sin dinero de bienes y servicios de por medio.
¿Qué ventajas tiene el trueque?
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Ahorro de dinero puesto que este no interviene necesariamente.
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Fomento de la comunidad: obliga a que nos relacionemos, negociemos y conozcamos personas.
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Promoción de prácticas sostenibles mediante la reutilización de artículos.
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No existe limite o limitación de lo que se puede cambiar: si se puede vender, lo puede cambiar.
¿Qué desventajas tiene el trueque?
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Dificultad para encontrar lo que se requiere, en tanto la oferta y la demanda no siempre están alineadas: puedo querer comprar unos zapatos de una marca en específico y no encontrar en mi tamaño o no tener algo de suficiente interés para el otro como para que se dé el cambio.
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Desequilibrio en el valor comercial: en objetos nuevos o sujetos de valoración conocer el valor es sencillo, pero en aquellos en los que se debe establecer con la contraparte podría no ser tan fácil.
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Alcance y escala limitados: como dijimos, el cambio está sujeto a existencia, interés y posibilidad de cambio.
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Riesgo de disputas y malentendidos: el intercambio o trueque de algo requiere habilidad de negociar, conversar y ponerse de acuerdo, habilidades que dependen de muchos factores y que, en ocasiones, se hace difícil de resolver por escrito.
¿Qué dice nuestra legislación?
Costa Rica tiene una ley de trueque de 1965, dirigida a empresas, y un único artículo en el Código Civil que establece que la permuta se rige por los mismos principios que se le aplican a la venta, siendo cada una de las personas que intervienen en un intercambio consideradas como vendedores.
Es importante tener claro que, si bien la norma no excluye que una empresa o empresario pueda realizar o participar de este tipo de figura, hay consideraciones que deberá tomar en cuenta previamente, así como asesorarse adecuadamente, en caso de tener interés en llevar a cabo esta práctica.
Si bien no es realista pensar que todas las personas y todas las cosas van a participar de este sistema, es reconfortante saber que podríamos darle una segunda oportunidad a algunos objetos que tenemos en casa y así fomentar una economía más sostenible y –¿por qué no?– hacer comunidad, dentro de un marco de legalidad y respeto.
Angie Portela
Gerente legal de APriori